PERROS POTENCIALMENTE PELIGROSOS: UN EJEMPLO
IMPROCEDENTE DE DISCRIMINACIÓN ÉTNICA
Escrito por María Paz Salinas. Publicado en Caninos
Escribe la médica veterinaria
especialista en etología María Paz Salinas, y sostiene una postura crítica sobe
la legislación relacionada a las razas mal llamadas potencialmente peligrosas.
“En Enero de 1999 se promulgó en Francia una ley sobre razas caninas
potencialmente peligrosas que aún hoy no cuenta con el apoyo de los
profesionales veterinarios. Sin embargo, desde entonces se han reproducido por
el mundo reglamentaciones y leyes similares”. “Es tiempo de dejarse de dar
vueltas sobre estupideces y tomar el tema en forma seria, científica y adaptada
a lo que verdaderamente quiere lograrse: prevenir lesiones en la interacción
con una especie con la cual tenemos una larga historia compartida”, afirma
categóricamente la especialista.
En Enero de 1999 se promulgó
en Francia una ley sobre razas caninas potencialmente peligrosas que aún hoy no
cuenta con el apoyo de los profesionales veterinarios. Sin embargo, desde
entonces se han reproducido por el mundo reglamentaciones y leyes similares.
Los errores de este tipo de
normativa son muchos. Desde el punto de vista epidemiológico, los casos de las
llamadas razas potencialmente peligrosas no son estadísticamente significativos
en relación al total de los accidentes ocurridos. Entonces, ¿por qué asistimos a
una nueva cacería de brujas?
Es una costumbre muy humana
generar modelos que representan al “mal”. La Humanidad presenta ejemplos
lamentables en la historia donde se usó el fenotipo y/o el genotipo para
discriminación étnica. Con las razas
caninas, esta práctica es muy fácil de realizar, considerando la gran
diversidad fenotípica que presenta la especie. Analizando estas leyes estamos
nuevamente usando el mismo recurso de “modelos del mal”.
En principio, comencemos con
el valor de la palabra: ¿por que se usa la expresión “potencialmente
peligroso”?. Un “peligro potencial” por definición es un “riesgo”, es decir: “
la probabilidad que un peligro se concrete”. Lo apropiado sería denominarlas
“razas riesgosas”, pero es claro que
suena mucho menos amenazante y el efecto amarillista se pierde. Está implícito
en el espíritu de estas leyes y reglamentaciones la intención de generar más
miedo que prevención, y esto queda demostrado con un simple análisis
etimológico.
Es verdad que si observamos la
lista de las razas incluidas vemos que todas son poderosas y fuertes. Sin duda,
un accidente con ellas puede ser mas grave que con un Fox Terrier, pero ¿puedo
asegurar que un accidente con un perro de cualquier talla no sería igual de
grave? Es otro error grave el olvidar que debemos considerar también que el
riesgo es relativo en función de los actores:
no va a ser el mismo para un niño de menos de 3 años, uno menor de 6,
una mujer adulta, un hombre adulto o una persona de edad avanzada. La masa del
atacante debe ser relacionada con la masa del atacado y la prevención de los
accidentes no admiten excepciones o al menos no debería admitir.
Parece que no aprendemos nunca
que generar listas étnicas no aportó jamás nada. Es más: podría decir sin
equivocarme que en este caso particular empeora las cosas. Por ejemplo, podría
dar una falsa sensación de seguridad a los tenedores o a otras personas que
toman contacto con perros que no están categorizados. ¿Qué se le dice al padre
de un niño atacado por un perro? El dálmata, el labrador, el golden retriver,
el cocker spaniel, el ovejero alemán, etc. etc. no están en la lista.
Ante un accidente por
mordedura, debo decir: “disculpe señor, esto no debería haber sucedido, este
perro no está en la lista de potencialmente peligrosas”. ¿Es esto admisible?
Prevenir no es una tarea
fácil, mínimamente debo conocer todos los aspectos implicados, respetarlos y
tomarlos en cuenta. La agresión es un comportamiento complejo, no está
genéticamente codificado y son múltiples las variables que pueden generarlo.
Como si esto fuera poco, hay muchos tipos de agresión, cada uno con uno o
varios determinantes posibles para que se manifieste. Sólo conociendo y
respetando a la especie canina podemos realizar acciones que verdaderamente
tengan un peso para lograr nuestro objetivo: la prevención de accidentes por
mordeduras de perros.
Está demostrado
estadísticamente que la incidencia de agresiones está relacionada en forma
proporcional a la población de perros y a su composición étnica. Es decir: si
más de la mitad de los perros no tienen raza, es lógico pensar y los números lo
justifican que más de la mitad de los accidentes serían por perros sin raza, ya
que no son los mestizos los más propensos sino los más abundantes.
Es tiempo de dejarse de dar
vueltas sobre estupideces y tomar el tema en forma seria, científica y adaptada
a lo que verdaderamente quiere lograrse: prevenir lesiones en la interacción
con una especie con la cual tenemos una larga historia compartida.
Por último y a modo de
conclusión, no hay razas genéticamente programadas para ser peligrosas, así
como tampoco razas genéticamente predispuestas para ser amigas de los niños,
como dice el Médico Veterinario comportamentalista belga Joël Dehasse: “Si en
un libro dice que una raza X es amiga de los niños, tire ese libro”. Si una ley
de prevención hace énfasis en una determinada raza, no esta previniendo
accidentes por mordeduras, entonces ¿cuál es el objetivo? ¿quién se beneficia
con ella? y no pregunto quien se perjudica, solo vasta mirar las estadísticas.
Méd.Vet. María de la Paz
Salinas
Especialista en Etología
No hay comentarios:
Publicar un comentario